lunes, 27 de diciembre de 2010

Sobre vecinos, y el porqué ser ermitaño de pronto no parece malo

De primeras uno dice que los ermitaños son unos antisociales, que son autistas, o que simplemente son unos viejos gruñones, que casi te disparan si uno se les acerca.
La verdad es que no hay que irse al himalaya para encontrar alguna versión de estos/as especímenes que pareciera que todos sus días son sólo un día más de enojos.
Me ha tocado vivir en varias casas, ya sea con mis papas o polola, y supongo que más de alguno ha tenido variados tipos de vecinos, pero la verdad es que pareciera que en una cuadra no deja de haber al menos uno de "ellos". Me refiero a los tipos que son tan amargados que hasta para regar el pasto andan con el ceño fruncido, cómo si toda su existencia fuera problemática y no bastara con pasarla mal, sino que hay que joder al resto también.
Por ejemplo, en un departamento se suele dar que en algún piso cercano, si no el vecino mismo por desdicha, que hay un viejo/a amargado que hasta para tomar once con tu abuelita reclama con que la música o las risas están muy fuertes, y el pobre concerje tiene que llamarte y decir, "Sr. están reclamando por la música fuerte", cómo si uno no supiera que es el mismo viejo amargado que llama siempre que el más mínimo detalle le molesta, ya sea de un vecino o incluso externo, ya que en realidad si pudiera llamaría al concerje para que hiciera callar a las micros que pasan por afuera. Aun así, se puede entender de un viejito de 85 años que lo único que quiere a esas alturas de la vida, es descansar, tranquilidad, silencio y que por lo demás tiene 85 años de mañas encima.
La verdad es que si fueran sólo estos abuelitos los que alegan por todo, quizás sería comprensible, lo que más llama la atención son los vecinos más o menos de "tú" edad, y el tipo se esmera por demostrarte lo amargado que es.
Una vez llegaron los carabineros a la casa de mi polola, estábamos con ella y sus hermanos conversando y picoteando dentro del living. Los carabineros nos pretendían dejar una amonestación, hasta que les mostramos al cantidad de gente que había en la casa (4), y que además no teníamos equipo de música!!!.
Si no me puedo reir en mi casa, de que me sirven las 4 paredes!.Por suerte los carabineros entendieron y durante mucho tiempo no volvieron. En otra oportunidad y viviendo en otra casa, mi pastor alemán, se ladró atravez de la reja que separa las casas, con el boxer del vecino. Cualquier persona que tenga perro debería saber que si 2 perros se ven entre las rejas se van a ladrar, pero que hasta ahí llegó el problema. Apenas habían terminado de ladrarse, y estando con mi polola barriendo el patio delantero, se acerca el vecino y nos dice a los 2 sin siquiera saludar, "si le hacen algo a mi perro, les va a salir carito", con un tono amenazante como si se creyera Clint Eastwood o algun nigga del Bronx. Nosotros quedamos perplejos, nunca pensamos que nos iba a decir algo así, menos en un barrio considerado "alto" de la capital.
Ayer en la tardecita, salíamos a la casa del "suegro", y estaba dicho vecino afuera regando...De sólo verle la cara de Grinch, se me quitaron todas las educadas ganas de desearle felices fiestas.
Creo que la más notable de las anécdotas con un vecino, fue una vez que mi casa la estaban ampliando y además hicimos una especie de parilla empotrada en la pared, la que daba a la casa del vecino. Apenas empezó a ver que los ladrillos se asomaban a su "algo" que había en la pared, el vecino llamó a la municipalidad, sin siquiera avisarnos, para hacer un reclamo sobre la división de las casas, etc. Lo bueno fue que cuando llegó el inspector municipal, con los planos de ambas casas, se dió cuenta de que era el vecino el que estaba corrido un par de metros dentro de nuestra propiedad y que lo legal hubiera sido derribar la pared y correrla un par de metros dentro de su propiedad. Obvio que no lo hicimos, a cambio le dijimos al vecino en buenas, concisas y precisas palabras "déjate de webiar".
En fin, yo no se donde hay que vivir para tener suerte con los vecinos, y es quizás por eso mismo que hay ermitaños viviendo lejísimos del resto, donde nadie los moleste y no tenga que verle la cara a ningún idiota amargado, que jura al cielo de que su deber en la tierra es amargarle la vida a los demás.

Espero no llegar a ser nunca uno de esos

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